EL VERDADERO DESCUBRIDOR DE MACHU PICCHU FUE UN AGRICULTOR CUSQUEÑO: AGUSTÍN LIZÁRRAGA Y NO HIRAM BINGHAM

Foto: Hiram Bingham

tiempo26.com
Por: Gunther Félix
Agoto 16, 2019

No fue un gringo, fue un peruano: conozca a Agustín Lizárraga, el verdadero descubridor de Machu Picchu El agricultor peruano Agustín Lizárraga llegó a Machu Picchu (Cusco) nueve años antes que el estadounidense Hiram Bingham.

Nueve años antes de que el antropólogo e investigador Hiram Bingham llegara a Machu Picchu en 1911 y se proclamara su descubridor oficial, el agricultor peruano Agustín Lizárraga ya se encontraba de pie sobre las ruinas de esta ciudadela inca, sin saber de que estaba al frente de una de las siete maravillas del mundo moderno.

Una historia no contada por los libros de historia, pero sí por el escritor cuzqueño, el ingeniero Américo Rivas quien a través de su libro "Agustín Lizárraga: el gran descubridor de Machu Picchu" nos resume sus diez años de ardua investigación sobre inéditos episodios del quien fuera el verdadero descubridor de Machu Picchu, que en quechua significa ‘montaña vieja’.

De acuerdo con el autor, en 1902, Lizárraga emprendió una expedición desde la hacienda Collpani junto con su primo Enrique Palma Ruiz, administrador de la finca, con el afán de encontrar nuevas tierras para cultivar productos de la zona. Así empezó ese trajín por las cadenas montañosas del Cusco sin imaginar que en la cima de un cerro, a unos 2453 m.s.n.m., encontrarían la ciudad inca de Machu Picchu. Impresionado por aquel hallazgo, Lizárraga dejó su firma en una de las paredes rocosas del templo de "Las Tres Ventanas" que quedarían inmortalizados hasta la actualidad: “Agustín Lizárraga 14 de julio – 1902”.

Foto: Hiram Bingham

Aquel detalle, incluso, lo había recogido Bingham en sus diarios del viaje, pero a diferencia del agricultor peruano que no contaba con el apoyo de la prensa y amigos ilustres, el estadounidense lo consignó, reportó y publicó al mundo entero un 24 de julio de 1911. El gringo se había consagrado como el descubridor oficial gracias al apoyo del presidente estadounidense William Howard Taff, al presidente de Perú Augusto B. Leguía, la National Geographic y la Universidad de Yale.

El ingeniero Américo Rivas aclara en su libro que el gran Lizárraga no solo era un simple hacendado, era un agricultor “que sobresalía en su segmento social” y que casualmente arribó a la hacienda Collpani, la cual perteneció a la familia Ochoa, en busca de trabajo.

Foto: Hiram Bingham

Según la historia del cuzqueño, después de su primer encuentro con Machu Picchu, Lizárraga recorrió todo el día en la ciudadela, husmeando palacios y demás construcciones, que aún conservaban cerámicas en las hornacinas. “Cuando bajaron y narraron lo que habían visto contaron que pareciera que la ciudad había sido abandonada de golpe”, sostuvo Rivas durante una entrevista.

Si bien el agricultor peruano no tuvo buenos contactos para difundir aquel descubrimiento, contaba con familiares en Lima e incluso París, quienes acudieron a la ciudadela en 1904 con motivo de una boda. Ese evento social permitió que algunos de ellos subieran hasta la ciudadela. Sí, aquella visita fue el primer viaje turístico hacia Machu Picchu.

Foto: Hiram Bingham

Después de la boda, los parientes de la familia Ochoa quedaron tan fascinados del descubrimiento de Machu Picchu que lo publicitaron de boca a boca en Lima y París, aseguró Rivas. Pero eso no fue suficiente para que todo el Perú lo conociera. Lizárraga murió ahogado en el río Vilcanota en febrero de 1912, sin proclamarse oficialmente como el verdadero descubridor de aquella ciudad de piedra que el inca Pachacútec mando a construir en el año 1450. Lo que vino después ya lo conocemos.

Foto: Hiram Bingham

Créditos. datos: rpp.pe / survival.es / perufolklorico.pe
bajo La Matica / H. Andrade
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2019

El nombre borrado de Machu Picchu

Está es una de las historias mejor guardadas de Machu Picchu, fue intencionalmente omitida con el paso del tiempo de los escritos de Hiram Bingham, luego que redescubriera Machu Picchu. Cuando Bingham llegó a Machu Picchu el 25 de julio de 1911, se encontró con una piedra que tenía un nombre inscrito en ella. La piedra ponía “A, Lizárraga 1902”. Pero nunca se supo nada de él. Sin embargo, un cronista y un historiador buscan a esta persona, a más de 100 años de que su nombre fuera identificado por primera vez en 1911, en Machu Picchu. Y encuentran a sus descendientes viviendo detrás de esta montaña Huayna Picchu, en Machu Picchu.

Machu Picchu aún guarda misterios acerca de su descubrimiento


“25 de julio de 1911”
Hiram Bingham llego a la ciudad inca de Machu Picchu un 25 de julio, en 1911, ayudado por niños, hijos de campesinos de la zona. Pasó 5 horas contemplando su descubrimiento, más o menos el tiempo que toma recorrer la maravilla en la actualidad. Registró mucho de lo que veía, con su cámara Eastman Kodak; la ciudad inca solo era un laberinto de muros de piedra cubiertos de musgo y enredaderas, enterrados por árboles caídos y toneladas de vegetación propia de la ceja de selva del Amazonas.

Bingham pensó encontrarse en la mítica “ciudad perdida de los incas”, Vilcabamba, el último refugio de la realeza inca.

Machu Picchu ¿es la ciudad perdida de los incas?
Bingham no sabía en realidad lo que había descubierto e hizo pequeños bocetos de los lugares que veía, uno de ellos es un impreciso dibujo del templo de las 3 ventanas; en este dibujo se pudo notar la inscripción que mencionamos al principio de este post. La inscripción mostraba un nombre y una fecha, 9 años antes. Un día después, el 26 de julio de 1911, Bingham escribía en su diario, “Agustín Lizárraga es el descubridor de Machu Picchu”; la llamó Machu Picchu por la montaña donde está construida.

Sin embargo, en algún momento, mientras hacía excavaciones en Machu Picchu, mandó que esa inscripción fuera borrada del templo. El primer libro de Bingham “Inca Land” editado en 1922, menciona lo que “estuvo escrito” en una de las rocas del templo de las 3 ventanas y en su diario; pero luego de más de 30 años, en su libro “La Ciudad Perdida de los Incas”, omite este pequeño detalle.

En este momento pasaría a la historia como el descubridor de Machu Picchu. Nunca se sabría nada del nombre que fue escrito 9 años antes de su llegada, hasta el día que alguien lo descubriera, claro.

Inscripción de Agustín Lizárraga en el templo de las Tres Ventanas en Machu Picchu

Tras la pista de los descendientes de Agustín Lizárraga
Cómo se pueden encontrar pistas de una persona que quieres encontrar, a más de 100 años de saber de ella. ¿Cómo seguirle la pista a “Agustín Lizárraga” y a los otros personajes que fueron parte de la expedición de Bingham?, y a los que se refiere en sus libros. Pues simple.

“Periodistas buscan descendientes de personas que participaron en la expedición de Hiram Bingham a Machu Picchu. Presentarse en la calle Ayllu (Plaza de Armas del Cusco), preguntar por el encargado del local. Sábado 15 de diciembre, de 10.30 am a 12.00 pm”.

Este anuncio fue publicado en el diario El Sol del Cuzco, luego de una inútil búsqueda de en archivos y bibliotecas; nadie esperaba una respuesta positiva, pero tenían que intentarlo. Antes de que diciembre terminará en 2007, una mujer al otro lado del teléfono dijo llamarse Sonia Lizárraga; luego de la cita en el café Ayllu, la información los conduciría a un lugar detrás de la increíble montaña Huayna Picchu; la que aparece en todas las clásicas fotos postales de Machu Picchu.

La primera pista real sobre el enigma del nombre borrado de Machu Picchu
Un anciano recibe al equipo del otro lado del rio; la única forma de pasar es a través de una frágil canastilla que se desliza sobre el caudaloso rio Urubamba. Tenía sentido cruzar el rio, al otro lado esperaba una persona que se apellidaba Lizárraga, y que conocía la historia del nombre que fue borrado de Machu Picchu.

Germán Echegaray Lizárraga no parece un campesino, parece un náufrago, un sobreviviente de 90 años viviendo a la vuelta de Machu Picchu. Es un hombre menudo, de cabello blanco y largo que camina apoyado de una rama que le sirve de bastón.

Germán Echegaray Lizárraga es la única conexión viviente con la leyenda; la única persona que podía explicar por qué el nombre de su tío abuelo, A. Lizárraga, fue borrado de la presentación de Machu Picchu al mundo, en la edición de abril de 1913, de la National Geographic. Era una muy buena fuente. Echegaray Lizárraga creció oyendo la historia de la llegada de su tío a Machu Picchu.

El abuelo del anciano fue Ángel Mariano, hermano mayor de A. Lizárraga. El anciano cuenta las historias que le narraba su abuelo de su hermano mayor, de la llegada del “gringo” Hiram Bingham, de su equipo de expedición y del trabajo que les ofreció en las excavaciones.

¿Quién fue Agustín Lizárraga?
Agustín Lizárraga fue una especie de oficial de caminos, era el encargado de mantener los puentes a su cargo, todos de Cusco a Quillabamba. El anciano mostró una fotografía de Agustín Lizárraga. El nombre borrado de Machu Picchu por fin tenía un rostro. La persona en la imagen llevaba camisa blanca y sombrero, era de tez clara y llevaba bigote. A simple vista, parecía un cusqueño de clase media de principios de siglo XX. Nada que ver con las historias del campesino analfabeto, que es como lo pintan.
Fotografía de Agustín Lizárraga, uno de los primeros descubridores de Machu Picchu

El descubrimiento de Agustín Lizárraga
Cuándo Agustín Lizárraga escribió su nombre en Machu Picchu en 1902, fue acompañado de 2 lugareños llamados Gavino Sánchez y Enrique Palma, pero ellos grabaron sus nombres en Machu Picchu. El trabajo de Agustín Lizárraga estaba en la construcción de nuevas vías de comunicación, y es posible que las personas que trabajaban en la zona le hablarán de que había construcciones incas de colosales dimensiones en medio de dos montañas cercanas.

Por las historias de la zona, se sabe que A. Lizárraga habría dejado 2 cajones de madera llenos de “tesoros antiguos” recolectados de Machu Picchu; tallados en piedra, cucharas, estatuillas de metal. Cuando la esposa de A. Lizárraga enfermó, revelo a su confesor, el cura de la iglesia Santa Clara en Cusco acerca de su pequeño tesoro. El sacerdote le aconsejo que llevará dichos cajones al convento, para asegurarse un lugar en el cielo, a cambio le ofreció escribir la frase: “En gratitud a doña Rosa Lizárraga” en el altar mayor del templo.

Este nombre también fue borrado del convento. Al parecer se tenían que borrar todos los posibles indicios del paso de la familia Lizárraga en la historia de Machu Picchu.

Acerca de la muerte de A. Lizárraga
Cuenta German Echegaray que la tarde del 11 de febrero de 1912, Agustín Lizárraga cayó al rio Urubamba. Dicen que intentaba cruzar un puente de caña improvisado entre las rocas, para llegar a una isla en medio del rio donde había una pequeña plantación de maíz. El niño que lo acompañaba dio la voz de alarma. Lizárraga era un excelente trepador y sabía cómo moverse entre las rocas, pero aquella vez perdió el equilibrio.

Otra historia parecida cuenta Rómulo Lizárraga. La leyenda familiar narra que Hiram Bingham habría contratado a Lizárraga para limpiar el sitio. Lizárraga había trabajado en lo alto de la montaña durante mucho tiempo, por lo que era muy hábil y estaba en gran forma. Estaba dedicado a recuperar la andenería y los recintos; el campamento base estaba abajo, al lado del río Urubamba, y cada vez que se necesitaban herramientas, un par de miembros del equipo debía encargarse de hacerlo. Tenían que bajar durante dos horas y luego volver a subir con un nuevo cargamento de herramientas.

Aquel día “el gringo” Hiram Bingham, le habría pedido a Lizárraga que baje a Mandorpampa por provisiones. Pero le preparó un viaje que lo pondría en riesgo, dice “Rómulo Echegaray” (sobrino de German Echegaray). Debió bajar en una hora en que la luz empezaba a decaer, además de mandarlo solo a donde siempre se tenía que ir de a dos ¿Una trampa? El viejo Germán Echegaray Lizárraga admite haber escuchado un rumor entre su familia, de que Bingham habría querido deshacerse de A. Lizárraga.

¿A. Lizárraga fue asesinado?
Agustín Lizárraga fue arrastrado por el rio Urubamba y nunca encontrarían su cuerpo. Al día siguiente del “accidente” cuando intentaron saber que había pasado con él, encontraron que las sogas del puente no estaban deshilachadas, como cuando uno de estos puentes se viene abajo; sino que parecían haber sido cortadas de tajo. Lo que confirmaría la teoría del asesinato.

Así habría desaparecido el nombre de A. Lizárraga de la historia oficial de Machu Picchu. Sin embargo, esto no es algo que puede ser comprobado; además, se sabe que en febrero de 1912 (fecha de la muerte de Lizárraga) Bingham estuvo en la Universidad de Yale, en New Heaven, preparándose para la segunda expedición a Machu Picchu.

bajo La Matica / H. Andrade

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